"El Hoyo" está dirigida por Galder
Gaztelu-Urrutia, y sigue una historia que se podría decir es muy original pero
que a la vez nos recuerda películas como "Snowpiercer" o "The
Cube", un tipo de películas algo apocalípticas que se desarrollan en un
lugares confinados y que buscan ser metáforas del sistema que rige nuestra
sociedad. En este caso "El Hoyo" sigue la historia de un hombre
interpretado por Ivan Massagué, el cual despierta en un gigante edificio vertical
con centenares de pisos. Ahí su compañero de piso le explica en lo que se ha
metido. A lo largo del día una plataforma repleta de comida va bajando por cada
uno de los pisos. Siendo de manera "obvia" como sigue repitiendo el
anciano a Iván lo que ocurre, los de arriba comen mucho, pero a medida que va
bajando la comida es cada vez menos. Al cabo de cada mes los participantes son
asignados a un nuevo piso de manera aleatoria.
Esta peli se debe analizar por dos lados
distintos, el primero obviamente, es su trama y ejecución, algo que la película
hace muy bien, a su manera bastante minimalista, con un solo set del cual sacan
oro, con una trama interesante que nos va llevando entre los diferentes piso de
este experimento y que sin duda sirve la misión principal de cada película la
de entretener. Por otro lado la película tiene un claro mensaje anti-sistema,
anti-capitalista y casi se podría decir una crítica a la misma condición
humana. Un mensaje el cual se puede compartir o no y más ante las reacciones
que estamos viendo en media de esta serie de crisis conocida como 2020, lo que sí
es claro es que la película usa de manera muy brillante todos sus utensilios
para hacer pasar su mensaje. No hay un solo elemento en esta película que se dé
por azar, con un montón de referencias, metáforas y analogías, es un buen
experimento de reflexión que permite exponer los puntos de vista de los
creadores de esta peli, incluso si a veces se exagera, maximiza, o simplifican
cosas para que sean menos complejas de entender.
En resumen, "El hoyo" sin duda es una
película que vale la pena ver, incluso si a veces pueda parecer muy sombría y
sin un mensaje alentador. Mal que bien es por lo menos un ejercicio interesante
con bastante entrenamiento.
Nota 7,25/10
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